domingo, 22 de julio de 2012

Vigas ecológicas


Eco-vigas
El proyecto se enmarca en el programa Eco-innovation First Application and Market Replication Projects, promovido por la Comisión Europea para la eliminación y reducción de los impactos ambientales y el uso óptimo de los recursos

La fabricación de nuevas vigas de madera para construcción estructural libres de cualquier dependencia del petróleo es el principal objetivo del proyecto europeo CELLUWOOD, que desarrolla el Instituto Tecnológico del Mueble, Madera, Embalaje y Afines, AIDIMA, junto a la Universidad de Brunel (Reino Unido); Chimar Hellas (Grecia), Contemporary Building Design (Eslovenia); Tecnifusta (España); InnovaWood (Bélgica); y la empresa británica InWood Developments, coordinadora de la iniciativa.
El proyecto se enmarca en el programa Eco-innovation First Application and Market Replication Projects, promovido por la Comisión Europea para la eliminación y reducción de los impactos ambientales y el uso óptimo de los recursos, mediante soluciones “eco-innovadoras” en procesos, técnicas, servicios, productos o tecnologías. Todo ello encaminado a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En el caso del proyecto CELLUWOOD (Laminated Strong Eco-Material for Building Construction made of Cellulose-Strengthened Wood), la iniciativa es especialmente significativa, ya que precisamente la madera viene a sustituir materiales como el acero y el hormigón, especialmente dañinos para el medio natural por sus procesos de fabricación.
Un árbol necesita fijar 1,83 toneladas de CO2 para producir 1 tonelada de madera, retiene una cantidad similar tras su tala, y crece con luz solar. Así, la energía necesaria para fabricar productos de madera es 6 veces menor que para el acero, y 40 veces menor que para el aluminio, teniendo en cuenta, además, que la madera es un excelente aislante térmico natural, 6 veces superior al vidrio, 10 veces mejor que el hormigón, 1.700 veces mayor que el aluminio.
En la actualidad, las grandes estructuras de madera se obtienen uniendo láminas de madera muy selectiva mediante adhesivos derivados del petróleo, y con procesos industriales complejos que requieren abundante agua. La selección de la madera elimina los nudos y defectos para su función final de resistencia. De este modo, el proyecto introduce una eco-innovación mediante reparaciones con membranas de celulosa y usando como adhesivos compuestos de fibras naturales que superarán los problemas descritos y cumplirán su objetivo medioambiental.
Los resultados del proyecto generarán un nuevo y mayor mercado para la madera en construcción mediante el desarrollo de eco-vigas y eco-columnas fabricadas con los nuevos materiales y mejorará las tecnologías de producción actuales de madera estructural, estimulando las economías rurales en toda la Unión Europea y promoviendo una óptima gestión forestal, y una significativa reducción de la huella de carbono en el sector de la construcción.

jueves, 12 de julio de 2012

Brújulas Naturales


Las truchas arcoíris tienen una ‘brújula’ en el hocico 


A nivel fisiológico, es muy difícil explicar por qué hay especies capaces de orientarse gracias al campo magnético terrestre”

Un equipo internacional ha publicado en         la  revista Proceedings of National Academy of     Science (PNAS) un método para aislar las células magnetorreceptoras que permiten a muchos animales orientarse con el campo magnético de la Tierra. Los científicos han probado con éxito la nueva técnica en el tejido olfativo de las truchas arcoíris (Oncorhynchus mykiss).
“A nivel fisiológico, es muy difícil explicar por qué hay especies capaces de orientarse gracias al campo magnético terrestre”, explica a SINC Michael Winklhofer, investigador de la Universidad de Múnich (Alemania) y coautor del estudio.
El nuevo método consiguió aislar en truchas arcoíris (Oncorhynchus mykiss) los receptores que comprenden el compás interno de estos peces. “Las células que hemos encontrado tienen una brújula interna extremadamente magnética”, puntualiza Winklhofer. 
Los científicos colocaron tejido nasal de la trucha bajo un microscopio óptico. Gracias a un campo magnético externo, con una potencia 40 veces superior al de la Tierra, identificaron las células magnéticas por su movimiento rotacional causado por la presencia del ‘imán’. 
Después, los investigadores analizaron estas células en detalle y descubrieron que contenían partículas magnéticas ricas en hierro, ancladas a su membrana celular. Además, los autores concluyeron que las células eran 100 veces más sensibles a los campos magnéticas de lo que se pensaba. 
Los investigadores van a probar el nuevo método en palomas mensajeras (Columba livia). “Honestamente, no sabemos cómo son las células magnetorreceptoras en los pájaros –confiesa Winklhofer–. Las últimas candidatas en el pico de las palomas eran macrófagos y no eran neuronas”, tal y como informó SINC el pasado abril.