Desde
hace tiempo se viene estudiando las repercusiones que ejercen sobre nuestro
organismo la exposición a las alteraciones telúricas, o geopatías, que
recibimos diariamente en el transcurso de nuestra vida.
Las Geopatias
son afectaciones en el interior de la corteza terrestre que vienen dadas por
corrientes de agua o ríos subterráneos o bien por cavidades o grutas de grandes
dimensiones.
Actualmente
en las grandes ciudades están proliferando estas afectaciones o alteraciones,
mas por la actuación del hombre que por la misma naturaleza, ya que con la
construcción de grandes cavidades, como pueden ser las del metro, parkings
o túneles para el desplazamiento de
vehículos, se ha modificado la emanación natural de las energías telúricas que
fluyen desde el centro de la tierra.
Según
los estudios realizados durante muchos años, los seres vivos somos tanto
receptores como emisores de energías y estamos continuamente en interacción con
el medio ambiente, con lo que nos convertimos en participes de todos los procesos,
tanto los naturales como los artificiales.
Muchas
veces y sin explicación alguna, tendemos a sentir diferentes síntomas que nos
producen malestar, como son: dolor de cabeza, dolores musculares, cansancio
injustificado, insomnio, etc…, que no podemos achacarlo a nada en concreto y
que si hacemos un estudio en nuestro lugar de descanso, descubrimos que tenemos
algún tipo de alteración en el suelo de nuestro hogar. Estas alteraciones
pueden ser producidas por corrientes de agua subterráneas, con lo que estas zonas alteradas geopáticamente
pueden producirnos estos trastornos e incluso problemas más graves en nuestro
organismo que pueden incluso derivar en tumores o cáncer.
El médico
ingles Havillan ya dijo hace más de un siglo que ciertas enfermedades guardaban
una relación directa con los lugares de residencia, que no se pudieron demostrar
y que posteriormente en 1929 el radiestesista alemán Gustav Freiherr Von Pol
realizó unos estudios que relacionaban la incidencia de esas alteraciones con
la aparición del cáncer en personas cuyas camas estaban situadas sobre dichas
zonas.
Más
tarde se demostró que la potencia de estas alteraciones aumentaban cuanto mayor
era la altura de la vivienda, llegando a sobrepasar una capa de agua de 37
metros que es equivalente a 1,80 metros de plomo quedando patente que su poder
de penetración es incluso superior al de los rayos X más potentes.
En
1932 el Dr. Jenny realizó unos
experimentos con ratas para descubrir cuál era la reacción de los roedores al
situarlos en zonas afectadas geopáticamente, construyendo unas jaulas de de
grandes dimensiones y colocando la mitad de la jaula sobre una zona afectada y
la otra mitad sobre la no afectada. Los roedores construyeron sus nidos sobre
la zona libre de afectación geopática, pero al darles la vuelta a la jaula y
colocar los nidos sobre la zona afectada, al día siguiente los roedores habían
trasladado sus nidos a la zona neutra o no afectada.
La
sensibilidad de los animales a estas alteraciones es muy superior a la de los
humanos, siempre y cuando se hallen en su estado natural, por eso son mas
sensibles a las alteraciones telúricas, incluso llegando a ser capaces de
detectar la llegada de un Tsunami con mucha antelación.
Hoy
en día nos vemos irradiados, además de afectados por las geopatías, por otro
problema provocado por la aparición de las nuevas tecnologías como pueden ser los
teléfonos móviles, los teléfonos inalámbricos, las torres de alta tensión
eléctrica, las Wifis y una gran gama de electrodomésticos, que producen un
elevado grado de Electro smog o Electro contaminación, que aunque actualmente
todavía no se ha podido demostrar fehacientemente, a la larga se cree que
producirán graves consecuencias en el organismo de los seres vivos.
Se
cree que estas fuentes de energía artificial pueden incluso influir en las
rutas de determinados animales terrestres, que se han guiado a lo largo de
milenios por las líneas madre (líneas Hartmann o Curri), llegando a desviar de
su ruta a bandadas de pájaros o incluso a grupos ballenas llevándolas a
embarrancar y a una muerte segura e incluso se viene barajando al hipótesis de
que están alterando y desorientando a las abejas que se comunican con hondas de
muy baja frecuencia, lo que con el tiempo y si no se encuentra una solución,
puede tener fatales consecuencias.
Mediante
un estudio de feng shui podemos detectar, o bien con sofisticados aparatos de
medición de rayos gamma, o bien mediante el método tradicional Zaori, las
posibles alteraciones geopáticas que pueden afectar a nuestras viviendas y que
soluciones podemos darle , según el grado de afectación que tengamos, en cada
caso. Hoy en día existen algunos remedios para colocar en nuestras viviendas
que dicen que nos quitan las geopatias y que nos eliminan la electro
contaminación. Pero esto está muy lejos de la realidad.
Una geopatía es prácticamente
imposible, mejor dicho es imposible de eliminar.
Algunos
profesionales le aconsejarán que se cambie de vivienda, que eso sería lo más
sensato. O que cambie la ubicación de la cama o de su lugar de descanso para
evitar esa afectación. Lo segundo es más fácil, pero no siempre es posible dado
la distribución de las viviendas actuales.
En
la actualidad existen otros remedios, que actúan sobre nuestro metabolismo de
manera que hacen que cambie el campo vibracional del inmueble y de los seres
vivos que habitan en dicha vivienda y permiten que nuestro sistema inmunológico
se refuerce de manera que las alteraciones del campo magnético terrestre no nos
afecten, disminuyéndolas al mínimo y reduciendo sus efectos nocivos para la
salud. También se ha demostrado que reducen los efectos de las radiaciones que
produce en nuestro organismo la electro contaminación.
Actualmente,
desde la Asociacion de Profesionales de Feng Shui de habla hispana, solo se
recomiendan estos productos como remedios eficaces para protegernos de estas
afectaciones que no pudiendo eliminarse sin embargo si podemos hacer que no nos
afecten a nosotros.
JORDI
GUBAU LASHERAS
Vice-presidente
de la Asociacion de Profesionales de Feng Shui de habla hispana.